Sunday, August 20, 2006

Freddy contra Jason


El género slasher tiene sus propias reglas, que no deben ser quebrantadas bajo ningún concepto. Fueron expuestas en la trilogía cinéfila de Wes Craven Scream , precisamente uno de los creadores de este tipo de films.

Desde un modosito Norman Bates, pasando por el delirante Leatherface (ambos basados en el rural Ed Gein, personaje real de la América profunda), los piscópatas han sido un caramelo para Hollywood. Pero fue con tres películas que el género sentó las bases. Me refiero a Halloween , Viernes 13 y Pesadilla en Elm Street.

Las tres narraban, con más o menos divergencias y puntos de encuentro, la historia de tres asesinos que clamaban venganza y se cebaban para ello en docenas de adocenados jovenzuelos con la única finalidad de desvirgarse en los sitios más insospechados.

Halloween, de John Carpenter, parió a Michael Myers, que perseguía a la reina del grito del momento, Jamie Lee Curtis, con un cuchillo en la mano y una máscara blanca que le oculta el rostro de un demente. Mil continuaciones y el personaje sigue igual que en el primer día.

Más curiosos son los casos de los dos villanos que se enfrentan en la presente peli.

Freddy Krueger, el asesino pedófilo que fue quemado en vida por los padres de sus víctimas, y regresó de la muerte dispuesto a inmiscuirse en las pesadillas de los hijos de sus verdugos, es quizá el que ha sufrido la evolución más marcada. En la peli de Craven, era un despiadado asesino que usaba un guante con cuchillas, un sombrero de fieltro y un jersey verdigrana, al que llamaban Fred. La secuela de rigor fue un despropósito horroroso que no respetaba el juego de la dualidad sueño/realidad, pero que se vio compensado por una tercera y una cuarta partes remarcables, una de ellas (no lo recuerdo) dirigida por Renny Harlin y llamada Los guerreros del sueño que debería reivindicarse, y en las que se fue dotando a Freddy de un sardónico sentido de l humor que iría en aumento y que haría de sus asesinatos un verdadero circo, digno de Thomas de Quincey. El exceso autoparódico le mató... o le hivernó.

Jason Vorhees, el niño que se ahogó en el lago y que no aparecía como asesino en la primera peli (la mala era la madre!), destaca por su gran corpulencia, su machete tirando a tizona, y su máscara de jugador de hockey, dispuesto a frustrar las intenciones libidinosas de los adolescentes que campen por Camp Crystal Lake. Su afición por la tripas es mucho más directa que la de Freddy, y no se está por tonterías. Cuando mata, lo hace a piñon, sin miramientos y sin recrearse, pero sin compasión. Su personaje, evolucionado hasta convertirse en austronauta, tambien había sufrido la decadencia de su compañero de Elm Street, relevado por los psicópatas de Scream o el hombre del garfio de Sé lo que hiciste el último verano.

Pero una mina es una mina, y los productores deseaban que Freddy y Jason llenaran las plateas de nuevo de chicos dispuestos a abrazar a sus rolletes en los momentos de máxima tensión, y se dejaran el dinero en la taquilla y las palomitas.

Y aquí viene el primer acierto de Freddy vs Jason . La historia es original, y el crossover curioso. Y aquí terminan sus aciertos. O no.

Hay dos maneras de disfrutar de la película:

1) Con auténtica devoción nostálgico-freakie.
2) Teniendo quince años y poco criterio.


En la primera, los estímulos llegan rápido, la primera parte de la peli no deja de ser una introducción de los dos villanos, con sus características y algunas escenas de anteriores pelis de sus sagas, como recordatorio y homenaje a los orígenes.
Entonces aparecen los teens de Elm Street, que cumplen todos los cánones de este género: ellas son guapas con las tetas grandes y ellos americanitos con cara de tener un funeral caro. Los pectorales femeninos en pleno espléndor aparecen injustificadamente en dos ocasiones, solo para aplauso y regocijo del personal ( ami me gustó, ya basta de puritanismo).

A partir de aquí, y durante la siguiente hora, uno solo desea que les maten, cada uno con su técnica. Freddy es refinado, una especie de Doc Phibes, y retorcido, Jason es una máquina de destripar. Así, aunque con demasiadas explicaciones sobre los chavales y mucha cháchara de relleno (pero si vais a morir, por dios, dejad que los psychos hagan su trabajo!), la sangre mancha la pantalla cada dos por tres. Freddy campa a sus anchas (en lo mejor de la película en términos visuales), y Jason se luce en la magnífica escena de la rave en los campos de maiz, auténtico delirio gore que al final sabe a poco y todo, dad la inercia que coge. Ronny Yu, el director, no se está por tonterías, y nos muestra primeros planos de cortes, amputaciones, decapitaciones, etc... Eso, en este tipo de pelis, y viendo los tiempos que corren, es un punto a favor.

Pero la peli tiene un montón de bajones, a la espera de la confrontación final entre los dos protas, que parece no llegar nunca, porque te están explicando la historia de una parejita que no le interesa a nadie, y que además es una bobada.

Al fin, sin que tenga que explicar por qué, viene la lucha final, aquello por lo que uno ha pagado la entrada, y que los guionistas han demorado demasiado. Primero en el mundo de Freddy, el de las pesadillas, incluso cercano al de la peli La celda de Lee Tamahori, donde el cara de pizza hace lo que quiere y más, porque para eso allí es el rey. Son minutos de lucimiento para Robert Englund. Y qué le vamos a hacer, el lagartito Willy se los merece. Luego, para compensar, y otra vez sin venir a cuento, la acción se desplaza al mundo real, donde las fuerzas están más igualadas, y el combate se recrudece.

Esa parte, por ser la esperada, quizá pueda decepcionar algo, y además es repetitiva. No hay sentido de la mesura.

¿He dicho que la protagonista tiene las tetas grandes? Porque llega un momento en que el ánimo freakie decae por lo reiterativo de la lucha y gana la partida la visión del chaval de 15 años, que al menos se entretiene mirándole los pechos (¿qué hubiera hecho Russ Meyer?) a la prota, lo mejorcito del film.

El film, con final abierto, muy abierto, abiertísimo, promete ser una franquicia nueva. Vale, una tiene gracia, con las demás, que no cuenten conmigo.

Por cierto, Freddy siempre fue mi favorito.

Monica Keena, lo mejor de la película:


6 comments:

SisterBoy said...

A mí lo que me hizo gracia fue el speech de Freddy al principio "lo de estar muerto pase pero que te olviden es una putada"

Como dices la pelicula tiene el mérito de ser la primera de estos cruces contra natura pero aparte de eso la verdad es que no recuerdom ucho de ella.

Por fín una que he visto :)

Rafael P. said...

¿Os podeis creer que aún no la he visto? Y ganas no me faltan, aunque sea por curiosidad.
Un apunte: en la última entrega de Jason que se hizo antes de ésta (no la de jason X, por supuesto), aparece Freddie Krueger para enlazar los dos films.

zama said...

Es verdad, en la novena de Jason aparece la garra de Ferddy al final. Pero yo me quedo con Jason X y esa entrada en la atmósfera terrestre con un pavo agarrado a la espalda. Inenarrable.

Anonymous said...

ambos personajes jamas se habian visto,,no hace falta una pelicula para saber que son del infierno como los demonios que existen en todas partes....

como personajes son lo maximo....

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