Salgo del cine con una sonrisa de oreja a oreja. Comento escenas y recuerdo diálogos, y de mis retinas no se desprende el espectáculo pirotécnico que acabo de presenciar. Pero, ante todo, hay una sensación muy intensa. Algo que es muy difícil de explicar. Ese impulso que lleva a los niños a escuchar una y otra vez el mismo cuento cada noche. Enciendo el motor del coche para salir del párking, vuelvo a sonreir. Qué cabron eres, JJ.
10 years earlier
Tom Cruise estrena productora. Ahora ya no solo es uno de los actores luyentes de Hollywood. Ahora tambien mete el dinero. El tipo ha sido objeto de rumores toda su vida. Rumores que básicamente se resumen en Tom Cruise es gay. Rumores que ha ido atajando con papeles de guaperas (Cocktail), o de héroe de acción guaperas (Top Gun) o de conductor guaperas (Días de trueno), entre otros. Y lo de Nicole Kidman ya ni lo explico porque es de sobras conocido.
Pero el caso es que Tom quiere demostrar algo más. Quiere demostrar que es un buen actor (Nacido el cuatro de julio, El color del dinero), y que tiene olfato para elegir películas. Desde luego, la mejor manera de tener olfato es tener el uficiente dinero como para invertir en lo que a uno le apetece. Y Tom, el carismático Tom, lo tiene.
Y como hace lo que le da la gana, su primer film como productor será una adaptación de Mission: Impossible, uan serie que, por lo visto, le gustaba de chiquillo. Y además tiene las ideas muy claras: para no competir con la saga Bond (en la que podría parecerse en muchos puntos), intentará que cada película tenga una personalidad independiente, propia. De momento lo ha conseguido, con un primer film dirigido por Brian DePalma. LA película lo tiene todo: intriga, una trama enrevesada, mucha acción y espectacularidad, así como unos cuantos actorazos arropando al protagonista absoluto, el rey del primer plano, mister Cruise (al que toda la vida había llamado Cruis hasa que se puso de moda decir Crús).
2004
¿Alguien apuesta por la continuidad de la serie? A pesar de su rendibilidad, la segunda parte era un buen truño. John Woo hizo un collage de escenas de acción, algunas simpáticas, algunas bochornosas, y creó el primer revoltijo de tradiciones españolas que se ha visto en el cine. Ya sabeis, los pamplonicas quemando vírgenes en Sevilla.
A Cruise le costó sacar adelante el tercer film, debido a la dificultad de financiarlo, a las deserciones de los actores y a las idas y venidas de los directores (el interesante David fincher, que espero que se lo repiense y vuelva, y el semidesconocido Joe Carnahan).
En otra parte, en el mismo momento, la televisión, al igual que hizo con la original Mission: Impossible, está reinventando el género. Y todo gracias a un estudiante de cine, con pinta de empollón aplicado y freakoso, al que sus amigos llaman Jeyjey. Jeyjey había tenido cierto éxito con una serie de estudiantes y lios amorosos, a lo Sensación de vivir pero que daba menos ganas de entrar con un cinturón de explosivos dentro de su instituto. Se llamaba Felicity, y se puede decir que prácticamente sufrió una digievolución cuando Jeyjey decidió crear otra serie nueva, cruzando los romances estudiantiles de una chica WASP con una trama de alto espionaje.
Jeyjey había creado Alias. En ella, un grupo de agentes secretos se disfrazan, mienten, disparan, corren (sobretodo corren) y conspiran para alcanzar misiones imposibles. ¿Familiar, verdad? Y Jeyjey debe ser o un genio o un enfermo mental (no se descarta que sea ambas cosas), cuando decidió que, además, la serie tendría un componente mítico. Y emparentó los estudiantes y los espías con las profecías milenaristas. Y le salió perfecto.
De ahí a que Tom y JJ se encontraran, solo había un teléfono.
Ring, ring.
Tengo entendido que JJ le regaló a Cruise (Cruis i Crús, a gusto de cada uno) los DVDs de Alias, y le dijo: Esto es lo que yo quiero hacer con Mission Impossible. A los pocos días, el olfato de Cruise (que se mide por su bolsillo y por el tamaño de la tocha), le devolvió la llamada y le dijo: Esto es lo que quiero que hagas con Mission Impossible.
Creo que andamos sobre el 2005, y creo que poca gente tiene tanta pocavergüenza como JJ Abrams. Y encima se hace querer...
Mientras sigue Alias en antena, con un rocambolesco argumento, JJ recibe el encargo de darle vida a una serie sobre un grupo de naufragos en una isla desierta. Reciclando ideas e innovando, consigue otro superéxito: Perdidos. Ya anda metido con MI3, y con tanto frente abierto, no tiene tiempo para pensar un argumento original. O si lo tiene, no le da la gana.
Present day
MI3 es una muy buena película de espías. No puede compararse con sus dos predecesoras (con la maestría serena y tensa de DePalma, o con el oligofrenismo simplista de Woo), porque se diría que no pertenece a la misma saga.
Porque MI3 es la adaptación de Alias al cine.
Ignoro qué sensaciones causará en los no iniciados. No es una película que no pueda entenderse sin Alias, claro, porque los protagonistas son los de M:I, y el personaje de Ethan Hunt encarnado por Cruise/Cruis/Crús sigue siendo el eje vertebrador. Pero está claro que si uno le tiene aprecio a los Bristow, la película gana muchos enteros.
Y es que MI3 tiene dos lecturas.
La primera, que es la tercera parte de la saga, y que cambia radicalmente (como prometió Tom) el estilo de las dos anteriores. Mantiene ciertos juegos y recupera algunas ideas de las dos anteriores, pero esta es diferente.
Vemos a Hunt colgando de un cable a un palmo del suelo (esto ya es marca de la casa, como cuando Bond dice lo de Bond, James Bond), vemos las máscaras perfectas (mejor aún, se hace creíble el proceso de caracterización, en un plano meritorio donde Hunt se convierte en Owen, el villano), y tenemos traiciones y más traiciones.
Además, se ha aumentado la carga pirotécnica. Con respecto a la primera, seguro (la escena del helicóptero y el TGV era el clímax y casi casi su única escena imponente de acción), y con respecto a la segunda... bueno, de la segunda solo recuerdo motos que cambian de rueda sobre la marcha, un tiroteo en un laboratorio y palomas, muchas palomas, que no son más que ratas con alas.
Aquí, en la tercera, se establece una estructura casi mántrica: acción, tensión, acción, tensión... Y consigue escenas tan logradas como la persecución de helicópteros entre los molinos, o el salto entre las torres en Shangai (si uno tiene vértigo, acaba clavado en la butaca del cine). Todo esto con un desparpajo y un ritmo frenéticos.
Abrams imprime carácter a la película, y le da un tono dramático diferente al de la saga. En el primer film, la traición y el falso culpable (tant hichcockiano todo, ¿verdad Brian?) eran el leit motiv. En el segundo, lo era todo el peñazo ese del héroe y su génesis (bueno, en realidad era la chupa de cuero de Hunt, pero había que dar una excusa pseudomitológica). En el film de Abrams, es el drama personal: la imposibilidad (esto es mission impossible, ¡recuerden, amigos!) de mantener la vida profesional como agente y la privada como hombre. En la saga, Hunt era un espía. En MI3, Hunt es un hombre que trabaja de espía. He ahí uno de los grandes aciertos del film.
El drama se plantea en la memorable primera escena del film. No es una superoperación de infiltración, no es la espectacularidad llevada al máximo exponente. No es Bond saltando de un precipio y entrando en un avión en pleno vuelo. Es mucho más simple que todo eso. Es la amenaza y el miedo del protagonista. Es la escena clave que marcará todo el tono de la proyección.
Aunque tambien hay elementos que chirrían. Cruise se está haciendo mayor. Eso, que no solo no es malo, sino en muchos actores es un factor positivo, en él se nota. Intenta aparentar que sigue siendo el mismo tipo de la primera película, y ya no lo es. Se le ve envejecido, pero sigue intentado aparentar juventud. A veces es como si el fantasma de Sara Montiel atravesará la pantalla, y eso, no me lo negareis, produce escalofrios. Su interpretación es correcta (como siempre, nunca me ha parecido mal actor, pero no es el Rey de la Interpretación), y corre un poco raro. El personaje, como los últimos que ha venido eligiendo muy acertadamente, es un hombre torturado y con cargos de conciencia.
Michelle Monaghan estaba mucho mejor en la reivindicable Kiss kiss bang bang. Aquí es más florero, para qué mentir. Ni siquiera en el tramo final, donde su personaje podría lucirse, no deja de ser un maniquí disparando.
Ving Rhames es Marcellus Wallace, otra vez (que se cambie el nombre ya!), y Laurence Morfeo Fishburne pasaba por allí. Del resto del grupo de Hunt, pues casi ni mencionarlos, porque pa lo que hacen...
Mención especial a Billy Cudrup, cuya presencia es SIEMPRE inquietante.
La segunda es con la que yo disfruté más. Solo para seguidores de Rambaldi, amantes de Sydney Bristow, babeadoras por Michael Vaughn y fans de Irina Derevko.
MI3 es la versión cinematográfica de Alias. De hecho, lo es literalmente. El argumento reproduce los hechos acontecidos durante el episodio piloto de la serie. Empieza igual (Syd y Ethan están en la misma situación, yo diría que hasta en la misma silla), y sigue con tal cantidad de similitudes que da miedo.
Jeyjey ha querido complacer a sus fans, a los seguidores de la serie que finaliza definitivamente este año, y ha introducido toda la cosmogonía Alias en MI3.
Un espía que contrae compromiso y no puede separar su vida personal de la profesional, con los problemas que eso comportará. La búsqueda de un artefacto que puede ocasionar el AntiDios, la destrucción total del mundo (
O la enorme cantidad de guiños. Uno de los alias de Hunt es Pavel Sovogda (como la ciudad devastada por el dispositivo Mueller en la cuarta temporada), o la terrorífica Toxina 5 recuerda al Prophet 5, o el personaje del ingenioso técnico informático (interpretando por Simon Shaun apunta a la cabeza Pegg), que no es otro que Marshall Flinkman. E infinidad más que se iran descubriendo con nuevos visionados.
Así, si Mission: Impossible 3 puede disfrutarse como una buena película de acción de argumento sobadísimo pero entretenida al máximo. Pero con una relectura bajo su piel, hecha con los monóculos de Rambaldi, nos lleva a un muy disfrutable juego de espejos, a volver a escuchar el mismo cuento de cada noche, a la fábula ya conocida de caperucita y el lobo feroz... pero con un par de helicópteros más.
2 comments:
¿Realmente me recomiendas que la vea? Te aseguro que después de ver la mmierda patataera del Sr. Woo, se me quitaron las ganas de más misiones imposibles.
¡Qué curioso! Yo también salí del cine con la misma emoción que tan bien describe vd. al principio: como un crío que acabar de disfrutar como un lelo de la peli. ¡Sí señor!
¡Y qué bien rodada! ¡Y qué montaje! ¡Y qué Seymour Hoffman! ¡¡¡Y qué pata de conejo!!!
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