Tuesday, December 25, 2007

2007 Review

Películas que se fueron sin reseñar en el año 2007.

La Jungla 4.0 O Bruce Willis interpreta al primo de Jack Bauer. Muy entretenida, con guiños a las anteriores, pero una versión demasiado Happy Meal de John McLane.

28 semanas después. El niño protagonista lleva una camiseta del Madrid, y la cámara a menudo se mueve demasiado. Todo lo demás, una peli de zombies impecable.

Ratatouille. La menos infantil de las películas de Pixar. Magistral a todos los niveles: técnico, narrativo y emocional.

Sunshine. Horizonte Final + 2001, una odisea en el espacio. Serie B con algunos logros pero demasiada sensación de dèja vú.

El ultimátum de Bourne. A pesar de ciertos momentos biodramina, una de las mejores (si no la mejor) película de acción del 2007. Greengrass consigue escenas absolutamente demoledoras como la tensión fantasmal de la estación de Waterloo o la adrenalina disparada en la persecución por los terrados de Marrakesh.

La matanza de Texas. El origen. Película de horror, por lo horrorosa que es.

Halloween. El origen. Rob Zombie pierde parte de su personalidad en un remake tan innecesario como redundante. Primera media hora más o menos curiosa, para un tramo final repetitivo.

La zona. Muy interesante reflexión sobre la semilla dels fascismo.

Arma fatal. La comedia más divertida de 2007. Implacable la media hora final.

Los Simpson. O cómo bostezar durante una hora y media. No me vale ni el Spidercerdo.

1408. Entretenida serie B que no aporta nada nuevo ni falta que le hace. Necesaria para oxigenar.

Tristam Shandy. La rara avis del presente año. Mi Winterbottom favorito. Británica hasta la náusea. Imprescindible.

El libro negro. Peli de nazis a la antigua usanza. Verhoeven en plena forma. Grande.

Y aquí mi recomendación para estas fechas, la película navideña perfecta: ¡Qué duro es morir!

Friday, December 21, 2007

Soy Leyenda, de Francis Lawrence



Tener buena caligrafía no te hace buen escritor. Ese es el axioma que debería aplicársele a Francis Lawrence, en su segundo largometraje.

Francis Lawrence demuestra tener buen pulso narrativo, capacidad para crear tensión e imaginación desbordante para desarrollar atmósferas, pero por el camino se deja lo más importante: la esencia.

Constantine, la adaptación del comic Hellblazer, es una película inquietante y bien contada, pero que desposee el personaje de Gaiman de toda su naturaleza marginal. Soy Leyenda es un cuento bien explicado, que destruye el principal valor de la base literaria de Matheson: no hay debate sobre lo bueno y lo malo, lo monstruoso y lo colectivo.

¿Que queda en Soy Leyenda, pues? Un film con tantos aciertos como defectos.

En el capítulo de fallos encontramos:

Falta de respeto por la obra original. Hasta el extremo que ni siquiera el título llega a cuadrar con lo que explica la película. En la novela, Neville es leyenda para los vampiros; en la película, para los humanos.

Maldita extinción, ya no tengo comentarios en el blog.

Demasiado ordenador. He leído por ahí que Lawrence empezó a rodar usando a humanos con prostéticos , pero que los cambió por criaturas generadas por computadora porque no le parecían convincentes. El resultado es deplorable. No solo se notan los efectos digitales (lo que a día de hoy se considera pecado), sino que la concepción vampírica es de pena: gollums calvos de metro ochenta con ropas rasgadas, saltimbanquis silenciosos a medio camino entre zombies y los robots de Yo, Robot (a todas luces, muy superior a esta, aunque también se desviara lo suyo de Asimov). Odio realizar comparaciones entre cine y literatura, porque considero que son dos artes que pueden aportar perspectivas diferentes a una misma historia, pero es una lástima que destrozaran el planteamiento de Matheson de mantener cierto grado de humanidad en los vampiros (Ben Cortman llamando a la puerta de Neville, noche tras noche), para convertirlos en figuras anónimas que obedecen a un vampiro macarra de mandíbulas gigantescas, que solo gruñe y se golpea la cabeza con cristales.

El final. Aproximadamente desde la aparición del Deus Ex Machina. No lo revelaré, pero indigna.

En el de puntos positivos:
Una primera hora magistral, que recuerda a Náufrago de Zemeckis, con Will Smith en plan Hanks en medio de Nueva York. Los planos muy abiertos, la sensación de soledad, la caza de los ciervos desde el coche, los maniquíes vestidos por las calles. El guión de Akiva Goldsman recoge ideas de la kitsch Omega Man y Lawrence las mejora. Hay tensión bien mantenida, se perfila el personaje de Neville con claridad y acojona en pasajes como el primer encuentro con los vampiros. Esa escena en el edificio oscuro en busca del perro recuerda a REC, pero mucho más terrorífica.

Maldito correo comercial, cada vez más violentos llamando a la puerta.

El mensaje en la botella. Me llamo Robert Neville...

Will Smith. Que pese a quien le pese, es un tipo que no solo me cae bien sino que me gusta como actor. Aquí es capaz de aguantar el tipo en la parte del metraje en la que aparece solo. Quizá su papel recuerda demasiado al de Yo, Robot (quizá no, quizá con el tiempo no sabré distinguir un film del otro, y mezclaré un Nueva York devastado por vampiros robotizados que visten Nike y conducen Audis mientras se conectan con el Apple), pero su trabajo se sustenta tanto en el carisma como en la interpretación, y en Soy Leyenda cumple de sobras.

La relación con Sam. Que es una perra mucho más humana que el señor Wilson (recordad aquella pelota con ojas de palmera como pelos), y que humaniza el primer tramo del film, incluyendo escenas como la del baño con música de Bob Marley o el ataque de los perros vampiro.


Y en el apartado de cosas que no sé si me han gustado o no: ¿Por qué los vampiros a veces son mortalmente silenciosos y a veces parecen ratas chillando en un microondas?


Tambien es posible que mi opinión se vea influenciada por el ambiente próximo a la misantropía que despedía la sala de cine. Eruptos con olorcillo a chorizo, palomitas extracrujientes, audiocomentarios simultáneos de tres o cuatro personas en cada escena, pataditas en el respaldo, politonos de teléfono móbil, meneo de cubitos y sorber de pajitas, entre otras lindezas, fueron los responsables que me pasara toda la proyección dudando si el virus que ha convertido la población mundial en bestias de encefalograma plano que berrean y se mueven en manada no se había extendido ya.