Thursday, September 17, 2009

San Valentín Sangriento 3D, de... esto... Patrick Lussier

San Valentín Sangriento 3D no engaña a nadie. Da lo que ofrece, ni más ni menos. Con sus virtudes y sus defectos. Lamentablemente, predominan los segundos sobre los primeros, pero tampoco esperábamos una obra maestra. Ni siquiera una buena película.

Al fin y al cabo, San Valentín Sangriento es otro slasher más, con el plus de la tridimensionalidad. La enésima vuelta de tuerca al asesino en serie de pueblecito apacible norteamericano envuelto en una carcasa de volúmenes que en teoría traspasan la pantalla. El cine de terror siempre ha sentido fascinación por el 3D. De Los crímenes del museo de cera a La pesadilla final de Freddy Kruger. Ahora que la tecnología ha evolucionado a mejor, ¿por qué no aprovecharlo?

En el caso de SVS3D, la pregunta sería más adecuada ¿por qué no desaprovecharlo?

Porque al fin y al cabo la tercera dimensión solo se usa para abusar del plano del pico amenazando al espectador. Y ni siquiera eso, porque a pesar de conseguir una buena profundidad de campo, nunca se logra el efecto de traspasar la pantalla. Y si la primera vez que el minero amenaza al espectador tiene cierta gracia, la cosa va perdiendo en su decimonovena aparición.

El 3D luce en las panorámicas abiertas y diáfanas, los grandes espacios iluminados y la luz de niebla en bosques inquietantes. Pero en platós y escenarios cerrados, oscuros y pequeños es cuando uno tiene la percepción que es una herramienta inservible o que incluso llega a molestar si se trata de seguir la narración. Por fortuna nos hallamos ante un film que casi no tiene narración. La historia del minero que se vuelve tarumba y pasa a medio pueblo por la piedra (o por el pico), muere y vuelve diez años más tardes para seguir matando no es un prodigio de originalidad. De hecho, me recordaba al relato principal de Los hombres topo quieren tus ojos, aunque un poco vagamente, por ese ambiente pulp de ciudad minera con amenaza asesina escondida en la sombra.

El gran problema de SVS3D no son las mediocres interpretaciones, su trillado argumento o las situaciones ya vividas, pues. El mayor problema es la reiteración en el acto del homicidio, siempre siguiendo el mismo esquema: víctima sola en ambiente oscuro, minero que aparece sopetón, pico hundido en la cabeza del pobre infeliz. Salvo una notoria excepción al inicio del film (con una pala y una cabeza deslizante), todas las ejecuciones responden al mismo y cansino patrón.

Por otra parte, SVS3D es disfrutable (dentro de su mediocridad) solo entiéndola como una parodia del género. Aquí sí, incluso involuntariamente, SVS3D acepta e integra todos los clichés del slasher de forma tan académica que resulta risible. Sigue las pautas descritas por Scream y acaba siendo incluso más divertida que la saga Scary Movie. No es difícil, claro está.

Se agradece, sin embargo, una notable voluntad por hacer un film especialmente sangriento (como reza el título) y no apto para estómagos adocenados por el slasher light y bajo en calorías a que el cine para adolescentes nos había acostumbrado en los últimos años. La escena del motel, con un prolongado desnudo femenino en tres dimensiones, quizá resulte ser el set piece que acabe quedando en el recuerdo del espectador como lo más destacado de un film prescindible, mediocre y, con todo, simpático.


2 comments:

Anonymous said...

Tengo un problema con esta tecnología y me sumo a su opinión vertida en el post de que no se usa con criterio el 3D me imagino que el rollito de te tiro cosas a la cara, bien sea polita o pico y hazadon es un coñazo a la noventa vez que te lo hace. Que en los dibujos animados se usa para dar profundida de campo, pero tampoco es eso, todavñia no me he encontrado con un film que lo integre como elemento narrativo, que es de lo que se debería tratar. En fin que creo que intentaré ver la película porno en 3D que recomendaba, a ver si es tan graciosa como creo que debe ser JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJA

Kike said...

Joer macho, es que la peli en cuestión tiene una pinta realmente espantosa.

Y, efectivamente, dudo mucho del futuro de esta tecnología.