Saturday, October 13, 2007

La huella, de Kenneth Brannagh


Enfrentarse al remake de un film es un reto, pero hacerlo a una obra maestra es todo un desafío. Si existe un director inglés que durante los noventa pecó de arrogante (a pesar de tener razón en múltiples ocasiones), ese es Kenneth Brannagh, que inexplicablemente se había quedado en un segundo plano estos últimos años.

Brannagh no realiza tanto un remake como una deconstrucción del film de Mankiewicz. Lo despoja de todos los elementos que ornamentaban ese delicioso duelo de actores entre un maduro Laurence Olivier y un joven Michael Caine, para convertirlo en un combate áspero, directo y desnudo. Un juego de espejos, reflejo sobre reflejo, en todos los sentidos.

Ahora es Caine el que ejerce las veces de anciano curtido y retorcido que se cree superior a un joven descarado que le ha robado a su esposa. Caine pasa al otro lado del espejo, con lo que el presente film gana en profundidad, y puede ser visto más como una segunda parte que como un remake. Pero el personaje de Jude Law no es sino el Caine de hace unos años, inexperto pero no menos peligroso, el hombre con la semilla del escepticismo, que solo el tiempo puede cultivar.



Brannagh se muestra más modesto que de costumbre. No roba protagonismo, se lo cede todo a los actores y a la casa, el tercer personaje. Planifica el tempo y la estructura como la obra de teatro que es, pero le añade el factor metafórico: filma a través de ventanas, de espejos, de televisores, de cámaras; no siempre lo que ves es lo que es. El punto de vista se desplaza contínuamente por la mansión, pero nunca recae en los dos hombres en lucha. Brannagh se erige en padrino del duelo: sirve las armas y recoge los cadáveres, pero no se decanta por nadie.

La película desnuda el original en su envoltorio, pero no en su idea del juego como instrumento macabro, de lucha existencial. En eso recuerda mucho a las obras de Jordi Galceràn. Incluso resume la obra de Mankiewicz, resta importancia a pasajes que eran primordiales, y no se molesta en mostrar unas cartas que, en la original, constituían la sorpresa. Se arriesga a fallar en el mismo error que The Prestige, pero al asumir la no voluntad de sorprender, sino de mostrar, sale victorioso. Sigue a pies juntillas el argumento en sus tres primeras partes, pero deviene en un tramo final diferente, que amortigua la sensación de deja vu que nos ha ido acompañando durante la proyección. Se cambia la calideza morbosa de los juguetes por el frío distanciamiento del high-tech, las pulsaciones más infantiles por una sexualidad latente, el sentido del humor por la aspereza, el barroquismo por la simplicidad de la luz.



No deja de ser cierto que Harold Pinter, flamante ganador del Nobel de Literatura, ha hecho un guión que se queda en correcto, con pocas modificaciones sobre el de Anthony Shaffer.

Los dos actores, inmensos. Jude Law demuestra de nuevo que tiene más tablas que muchos compañeros de generación (aunque quizá en algún fragmento está demasiado teatralizado), y Caine es Caine en estado puro.

La huella no es una obra maestra, pero sí es una buena película. La vuelta de tuerca a un juego que empezó hace 35 años, con Alicia a través del espejo, girando y girando en su propio bucle.



3 comments:

SisterBoy said...

Una pelicula con Michael Caine de protagonista, dirigida por Kenneth Bragnah y con guion de Harold Pinter deberia ser un must see. Pero a los recelos que tenia a priori por tratarse de un remake de una de mis peliculas preferidas se unia el hecho de que no habia leido ni una sola critica positiva. De hecho esta es la primera vez que alguien hace un comentario elogioso.

De todas maneras esperaré a verla en v.o., sobre todo tratandose de una pelicula de estas caracteristicas. De hecho sostengo que el que no ha visto la original en inglés es que no la ha visto

WHOOOM?

nonasushi said...

He leído que Jude esta un poco exagerado. La veré por que todo lo que hace Caine es oro (vale, no cuenta esa que hizo con Seagal)

Anonymous said...

well.. it's like I thought!