Sunday, December 24, 2006

El Perfume, de Tom Tykwer



Es difícil profundizar en un sentido tan volátil y a la vez tan poderoso como es el olfato. No he leído la novela El Perfume, de Patrick Suskinf, pero al parecer existe bastante quorum en reconocer que el autor sabe imprimir en el papel la esencia de los olores. ¿Sería capaz el cine, enimentemente audiovisual, en conseguir el mismo efecto?

Tom Tykwer, el director, sabe qué debe hacer para que olamos la pantalla, y lo lleva a cabo sin remilgos.

El Perfume es una película con dos partes claramente diferenciadas.


La primera, con la presencia de un narrador omnisciente, se nos cuenta el nacimiento y juventud de Jean-Baptiste Grenouille. Tykwer decide que, ya que no podemos oler, sí podemos asociar imágenes a olores, con lo que la primera media hora se convierte prácticamente en un pase de diapositivas. Pescados muertos, naranjas en un cesto, pieles erizadas... todo como fotomacrografías, captados de cerca y aumentado, para que nos vengan los recuerdos olfativos. La fotografía, con unos colores adecuados para cada imagen (espléndido Frank Griebe), ayuda en todo momento a que nos transportemos a un mundo que el cine NUNCA ha explotado. Pero una sucesión de fotogramas sería muy dura de sobrellevar más allá de cinco minutos seguidos, y el engranaje de primeros planos de narices puede ser efectivo pero repetitivo. Así que se apuesta por dotarlo de un sentido del humor macabro, negro y muy de agradecer.

Es en esta parte que el personaje del perfumista interpretado por Dustin Hoffman hace su aparición. Interpretación simpática, sí, pero que parece en cierta manera fuera de lugar en una película que lleva el subtítulo Historia de un asesino. Que Hoffman no acaba de encajar en ningún lado, es algo de sobras conocido, pero que su interpretación, aún siendo correcta, acabe como un chiste dentro de la totalidad del relato, es inquietante.




La segunda parte obvia la voz en off, y se centra en las andanzas de Jean Baptiste (un más que correcto Ben Whishaw) en su búsqueda por un olor personal... o lo que es lo mismo, en la búsqueda de su propia identidad. Fuera de toda convención social, Jean Baptiste matará para encontrar algo supremo, algo por encima de la vida y la muerte. Tom Tykwer abandona prácticamente los primerísimos planos de detalle que nos evocan sensaciones para centrarse por fin en una historia concreta. Si bien adopta también un montaje más clásico, de thriller, sin dejar de lado el sentido del humor que hasta ahora había planeado sobre el film, pero matizándolo, haciéndolo menos caricaturesco. En esta parte hay escenas genuinamente terroríficas y propias del fantastique, como el cadáver sumergido entre pétalos, o la aparición de los cuerpos lívidos y rapados.
La némesis de Grenouille es ahora Antoine Richis (Alan Rickman, bien como siempre), el padre de la pelirroja por la que el perfumista suspira para crear el olor perfecto.
La pelirroja, una sosainas que no transmite nada y estropea cada plano en el que aparece, está interpretada por Rachel Hurd-Wood, una actriz que no da para más que el cine gonzo, lugar donde le deseamos el mayor de los éxitos.



El final, ambiguo, nada moralizante, grandguiñolesco y consecuente con la historia, es de aquellos que o gustan o desagradan sin término medio. Personalmente, lo encontré de un valentía inusitada para un film comercial como este. Si bien ya aparecía en la novela original, no es fácil que un film que se estrene en salas para el gran público contenga una propuesta cuanto menso arriesgada.
El Perfume está ambientada en París en su primera parte y en Austria o Alemania o algún rincón de Francia en la segunda (no lo recuerdo, y tampoco importa mucho).
Pero no nos engañemos: El Perfume podría pasar en Barcelona y todos lo aceptaríamos como lo más normal del mundo. Que se haya rodado entre Besalú (el puente y la imponente entrada medieval) y Girona (el call jueu, magnífico) lo convierte en familiar. Que para un barcelonita como yo, en todo el metraje se reconozcan las calles del casco antiguo de la ciudad condal, es impagable. La Plaça Reial donde tiene su perfumería el mayor enemigo de Dustin Hoffman (me niego a llamarle por el nombre de su personaje, siempre será Hoffman), la calle Ferran ennegrecida y repleta de gente, la plaça de la Mercè como un mercado de pescado, el palacete del laberinto de Horta como el hogar de los Richis... Sin duda, se convierten en un atractivo más para el espectador catalán.



Si a ello añadimos que en la parte de ambientación se ha logrado un gran éxito (no parece un film europeo, vamos), y la banda sonora acompaña la historia sin histrionismos, podemos afirmar que El Perfume ha conseguido loq eu se proponía: contarnos la historia de un tipo que se busca a si mismo a través de su mayor don, la capacidad olfativa ilimitada, que a la vez es su perdición.

No hay que buscar más, pero tampoco menos. Lo que tal como está el cine a este lado del Atlántico, no está nada mal.


2 comments:

Mariló García said...

http://yonomeaburro.blogspot.com/2006/11/preestreno-de-el-perfume-olor-grotesco.html

mi opinion: la primera media hora es acojonante

Anonymous said...

Hola... acabo de venir del cine de verla!

Ante todo si no han leido el libro no se lo pierdan, es una obra maravillosa de la literatura, a duras penas llevada al cine.... con esto no digo que la pelicula me parezca mala... sino que la pobrecita es una hormiga intentando trepar el erverest o el aconcagua.
Los méritos, la luz... toda la fotografía... y algunos aspectosnarrativos
Las fallas: Ser un poco liviana en algunas cosas que en el libro son claramente mas profundas y mas de base... Poner al monstruo de Jean Baptiste Grenuille en la piel de ese muchacho tan bonito... y por momentos muy tierno, aspectos de los que carece el personaje. ( igual el actor es un caramelo y muybueno de verdad) Y otra falla , que la tiene casi siempre el cine, es la de facilitarle las cosas al espectador... igual la disfruté bastante.... es una pelicula muy bien hecha de un libro que es una maravilla

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Hernest
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