Tuesday, November 22, 2011

Asesinos de élite, de Gary McKendry


Las pelis de Jason Statham no engañan. Sabes que, si la protagoniza él, va a repartir hostias como panes.
Así ha hecho desde productos de lucimiento exclusivo para él (la saga Transporter) hasta auténticos truños como Blitz. Luego tiene películas inclasificables, como Crank (1 & 2), que son divertimentos de lo más entretenidos, y algunas pelis destacadas como Italian Job o la que ahora nos ocupa, Elite Killer.

¿Qué tiene Elite killer más allá de un título espantoso de videojuego shoot'em up?

Pues más de uno y más dos alicientes.



Para empezar, podría ser muy bien una precuela de la saga Bourne. Por la ambientación (primeros años 80) como por la temática (espionaje, contraespionaje y... asesinatos selectivos). Y porque tiene acción a cascoporro.

No se trata de una historia de disparar y matar, un arcade lineal en la que Statham aniquila todo lo que se le pone a tiro. Sí: sabemos que no se despeinará (porque no puede) para acabar con cualquiera que le tosa. Lo que no sabemos es cómo se las arreglará para hacerlo, y cada coreografía es recibida con un coro de aplausos. La pelea atado a una silla es de antología.

Persecuciones a coche, a pie, por tejados, por autopistas, por desiertos, por cuevas, por despachos; tiroteos, emboscadas, bombas, trampas, traiciones... todo eso y más es Asesinos de élite. Con la presencia de un Robert DeNiro que se lo pasa en grande y un Clive Owen que no sabe cómo sacarse la espinita de no haber sido elegido como el nuevo James Bond.



El ritmo es relativamente pausado, a pesar de la presencia de Statham. No es Crank, ni Transporter. Y es de agradecer que los protagonistas sean verdaderos asesinos. Que cobren por matar, sin importar a quién. Que sí, que tendrán sus dudas, pero que cumplan con su trabajo, sin remilgos por parte del director o el guionista. Que dicen que está basado en una historia real, pues sí, pues vale. Seguramente tanto como Avatar está basado en la colonización de America.

Puede que el personaje del jeque árabe sea caricaturesco. Puede que la peli se resienta un poco cuando en el tercer cuarto nos insinua un (falso) final feliz. En ese punto, cuando uno ya coge la chaqueta para salir de la sala, la peli se alarga muchísimo más (y me gusta lo que pasa, pero psicológicamente no estaba preparado para esa montaña rusa de media hora.

Pero el capítulo de aciertos pesa mucho más que el de defectos en este thriller efectivo, divertido (si te divierte ver a Statham dando leña, que a mi sí) y sorprendentemente imprevisible. Sí, amigos, al fin una película en la que no estoy seguro de qué personajes van a sobrevivir o, en caso de no hacerlo, cómo van a morir.

En fin, muy recomendable para pasar una tarde o una noche de fin de semana.

Nota para los fans de las series: como protagonistas tenemos a unos irreconocibles Lincoln Burrows y Mister Eko.

Monday, August 22, 2011

Conan el Bárbaro, de Marcus Nispel (con spoilers, pero total para lo que cuenta la peli...)


Ring Ring riiiiiing Ring
-¿Sí?
-¿Marcus?
-No, soy su madre, ¿quién es?
-¿Está Marcus?
-Está en su habitación, encerrado.
-¿Se puede poner?
-Me ha dicho que no le moleste. Que no entre nunca más en su habitación sin permiso, concretamente.
-¿Pero puede avisarle o no?
-No me ha dicho quién es, aún.
-Dígale que soy Jason.
-...
-¿Hola? Señora Nispel, ¿está ahí?
-Mira, si eres otro bromista con lo de Viernes 13, la cosa se acaba aquí, vale. Eres el sexto Jason que llama esta semana, y ya me estoy cansando. Lo hizo por dinero. ¡Por dinero! Que él es más de Leatherface.
-No, señora Nispel, se confunde. Soy Jason Momoa.
-¿La Momia? Putos niñatos...
-Momo... déjelo estar. Dígale que soy Kharl Drogo, de Juego de Tronos.
-Ya, ya... otro que juega a rol. Siempre estais igual, con los jueguecitos. Siempre con vuestros dados y vuestras armaduras.
-¿Puede avisarle?
-Que sí, que ya voy... ¡¡¡MARCUS!!! ¡Que te llama un mormón del rol!
-Gracias.



...

-¿Sí?
-Marcus.
-Ah, hola, Jason.
-Me acabo de leer el guión.
-¿Cual?
-El de Conan el Bárbaro.
-Ah, vale, perdona. Es que estaba mirando porno por internet y tenía la cabeza en otro lado.
-¿Has encontrado algo que valga la pena?
-Psé. Hay algunas rubiascas del Este que podemos colocar en la peli. Buenas tetas, cinturita maja.
-Fantástico. Sabes cómo me gustan las rubiascas.
-Sé cómo te gustan todas. Sé cómo las miras. De hecho lo sabe todo el mundo. Siempre las miras igual, aunque haya cámaras delante.
-A eso iba yo. Sobre la peli.
-Dime.
-Que me he leído el guión y no entiendo nada.
-Venga ya. Si es lo más sencillo que te puedes tirar a la cara.
-Pues me pierdo. Igual es que tres guionistas son muchos para mi, pero no sé qué intentan explicar.
-La historia de siempre.
-Bueno, no bien bien.
-Máaaaas o menos. Un chaval hijo de un jefe de una tribu bárbara al que matan a su família y a todo su pueblo.
-Hasta ahí, como siempre. De hecho, me gusta mucho este principio. Solo hay que asegurarse de no pillar un chavalín enclenque como el español ese que hizo de Conan niño.
-Tranqui, hombre. ¿Qué es lo que no pillas, entonces?
-Vamos a ver, Marcus. Hay una especie de máscara que da superpoderes a quien la lleve, ¿no? Una máscara hecha con los cráneos de reyes muertos. Y está desperdigada y hay un pavo muy malo que está jutando los trozos.
-Sí. Como el señor de los anillos pero con osamenta.
-Vale. Y la tiene Hellboy escondida en su choza.
-Ahá.
-Y Hellboy es mi padre.
-Correcto.
-El malo coge el cacho que le falta y mata a todo el mundo menos a mi. ¿Por qué no se convierte en un Dios, entonces?
-Porque le falta la sangre pura de una chica.
-¡Pero si está plagado de tías! Ya sabes: buenas tetas, cinturita maja.
-Sí, ya, pero tiene que ser una en especial. Una que está escondida en un monasterio muy lejano.
-Muy escondida. El malo tarda veinte años en encontrarla. Veinte años cargando con una máscara que no sirve de nada.
-Bueno, es que así tu personaje crece físicamente. Si la hubiera encontrado de buenas a primeras, la peli de Conan sería la de un crío luchando contra enemigos temibles.
-Como Solo en casa.
-Algo así.
-Ya. Pero Conan sí encuentra a la chica. La encuentra en menos de cinco minutos.
-Claro, es que si no no habría conflicto.
-¿Pero qué conflicto ni qué bárbaro muerto? ¡Si Conan no sufre en toda la peli! Todo le sale bien, todo el mundo le sigue, mata sin problemas y cuando no se le ocurre nada qué decir da media vuelta y se larga. Que se nota que los guionistas no saben hacer un diálogo de más de dos líneas!
-Que no, mama, que no.
-¿Marcus?
-Sí, espera. Que no, mama, que no quiero salir a jugar a la calle. Que yo estoy bien en mi habitación... No te preocupes... vaaaaale... luego, sí... déjame que acabe de hablar con mi amigo primero... que no es mormón, que no me va a comer el cerebro.
-...
-Jason.
-Aquí estoy.
-¿Qué decías?
-Que el guión es malo. Que se ve venir todo a la legua. Y que los personajes no tienen sentido.
-¿Cómo que no tienen sentido?
-El amigo negro de Conan. ¿Quién es? ¿De donde sale? Joder, que dice que conoció a Conan cuando robaba carteras. ¡Carteras! ¡En Cimmeria! ¿Y el negro que hacía? ¿Asaltar bancos? ¿Pirateaba discos?
-Cómo te pones, Jason. Es solo el amigo negro de Conan. Se ríe con la boca muy abierta y sirve para salvarle de las situaciones de peligro que no sabemos cómo terminar. No creo que el público se de cuenta.
-Hombre, Marcus. Que aparece con un barco a rescatar a los protagonistas cuando creías que estaban luchando en un desierto y resulta que hay un acantilado que da a la costa.
-El factor sorpresa.
-No. El factor sorpresa es ver a Conan a pie en una escena por el desierto e inmediatamente a caballo por un bosque.
-Eso no ocurre.
-Sí que ocurre. Mira: "Exterior, Dia, Desierto, Conan anda". Y la siguiente: "Exterior, Día, bosque, Conan a caballo".
-Cómo mola imaginarse a Conan a caballo, ¿eh?
-Claro que mola, Marcus. ¿Pero de dónde lo saca? ¿Hay un Seven Eleven de caballos en el bosque?
-No, bueno...
-Pero es que es todo así. Me cambio más de ropita que Lady Gaga en un concierto.
-Oye, Jason, ¿pero tú has leído algún tebeo de La Espada Salvaje de Conan? Es todo así, es todo pulp. No hay que buscarle más pies al gato. Disfruta de los escenarios, de los monstruos, de los malos sin nariz, de las mujeres...
-Hombre, mucho no podré disfrutar de las mujeres si solo me tragino a una.
-Ya, pero se parece a Elsa Pataky.
-No te digo que no, pero en el guión sale que le tiro la caña a todas y solo tengo una escena de sexo en medio del bosque.
-La haremos virginal, que se vea poco, como de softporn de Playboy.
-Peor aún. Puedo cortar cabezas, puedo amputar manos, puedo romper rodillas, puedo arrancar narices, pero no puedo beneficiarme a la prota como es debido.  
-...er... Lo de cortar cabezas lo haremos siempre fuera de plano, ¿eh? Que si, que alguna cabeza llevarás en las manos, pero no me gusta enseñar la decapitación en sí.
-¿Pero no soy un bárbaro?
-Tú sí, ¡pero yo no!
-Joder, Marcus. En Pathfinder estabas más suelto. Y ya no te digo en La matanza de Texas.
-Piensa que el tono pulp...
-Menuda excusa de mierda.
-¿Y qué me dices de la escena de los guerreros de arena, eh? ¿Qué me dices?
-Ahí sí, ahí te tengo que dar la razón. Está de puta madre.
-Lo ves, majadero. Mama, la leche caliente, por favor, que si no, hace grumos.
-Vale, eso te lo compro, pero ahí se te cae toda la peli abajo.
-¿Cómo?
-Mira: el malo con la máscara que busca la virgen que ya no es virgen porque me la he chuscado tiene una hija.
-Sí, una hija con el peinado raro y uñas de Freddy Krueger.
-Y poderes de bruja. Puede adivinar pensamientos, encontrar objetos escondidos, detectar enfermedades venereas solo catando la sangre... que eso es una guarrada, pero bueno. Y puede crear monstruos de arena con sus hechizos.
-Sí. Es mala con avarícia.
-Vale. Y el malvado de la máscara quiere la sangre de la virgen para resucitar a su mujer muerta, que tenía los mismos poderes.
-Sí.
-Los mismos poderes.
-Sí.
-Los mis-mos po-de-res.
-Sí.
-O sea que quiere convertirse en un Dios para volver a follarse a su mujer.
-Es un punto de vista.
-No es un punto de vista, Marcus. Es una tontería. No puedes perseguir a una virgen durante veinte años para convertirla en tu esposa muerta para que utilice unos poderes que tu hija ya tiene. Es estúpido.
-El amor más alla de la mue...
-Mis cojones en samfaina, Marcus. El tipo se la lleva a una especie de Minas de Moria y la encadena a una rueda pendiente de un acantilado para hacer un ritual que sabes que no acaban bien. Y espera, espera. Resulto que pillo a un ladronzuelo que sabe abrir cerraduras para que me meta en el castillo del malo, pero cuando me doy cuenta que no está allí, sino en la batcueva, ya han pasado quince minutos de película y ya queda menos para acabar, así que persigo al semiDios a su guarida.
-¿Tienes que ser tan sarcástico?
-Ya que la peli no tiene ni un gramo de humor, lo soy ahora. Además, no he terminado. Me enfrento al tío, que resulta que no necesitaba matar a la virgen, solo hacerle un rasguñito. Ha conseguido su objetivo. La sangre de la exvirgen ha tocado la máscara. Se pone la careta encima como si fuera un facehugger y lucho contra él.
-Sí, de eso no estoy muy convencido. He visto el diseño de la máscara y parece más un casco de los power rangers requemao que la corona de un Dios.
-Peor me lo pones. Porque aquí pone que lucho contra él de igual a igual. No tiene poderes. No tiene nada. Va diciendo que soy un Dios, que soy un Dios, bla bla bla, pero es un tipo viejo con una careta mala. Que en la de Milius el negro se convertía en una serpiente. ¡En una puta serpiente gigante!
-Tampoco hay que exagerar.
-Pero si el rubio de kárate kid fue más difícil de batir que a este palangana. ¿Y qué me dices del clímax?
-¿Qué clímax?
-¿Lo ves? No hay clímax!
-Hombre, Jason, te lo pules con una técnica que te enseñó tu padre de joven.
-Sí, como al resto de personajes de la peli. ¿Pero no ves que si no tengo ningún obstáculo no hay interés? ¿No ves que me sale todo bien a la primera?
-Sí, ya voy, mama.
-¿Marcus?
-Oye, que te tengo que dejar.
-Vale, pero prométeme que te mirarás el guión y rectificarás algo.
-Lo miraré.
-Prométemelo.
-No, en serio, que me tengo que ir.
-Vale. Nos vemos en el set, ¿cuando?
-El martes, que el lunes tengo que ir con mi madre al ginecólogo.
-De acuerdo. Pero mírate eso.
-Sí, sí. Nos vemos.
-Venga, taluego.
-Sí. Joder, mama, que estoy hablando por teléf...
-Ains.



Friday, August 19, 2011

Super 8, de JJ Abrams


El gran hype del verano. La madre de todas las nostalgias. La suma de los talentos más palomiteros de Hollywood.
Super 8, desde los primeros teasers hasta el póster final, prometía. Y mucho.

Una historia como las de los ochenta. De esas con las que flipábamos porque nos sentíamos identificados con sus protagonistas. Esos niños que vivían aventuras extraordinarias en un mundo de adultos al que empezaban a asomarse. Ese dejar atrás la infancia.

Éramos pequeños y teníamos bicicletas.

Éramos los Goonies con nuestras cabañas secretas y el mapa del tesoro. Éramos los exploradores fabricando naves espaciales. Éramos la panda de amigos que iban a buscar una cadáver... bueno, eso no me ocurrió nunca, pero ya entendeis lo que quiero decir.

Así que estaba entusiasmado y asustado con el estreno de Super 8.  Porque la mano de Spielberg es la que me ha criado cinematográficamente. Y porque JJ Abrams tiene talento para dejar su sello (esa fusión de costumbrismo tierno y sci-fi/aventuras/terror/misterio/espionaje). Las sensaciones eran positivas.

Tanto como cuando estrenaron La Cagalera de Cristal.

Y no hace falta que recuerde lo que pasó.



Los ingredientes son, pues, apetitosos: un grupo de niños que rueda una peli de zombies en super 8 y presencia un accidente ferroviario del que escapa un ****** tremendo.

Toda la primera parte del film, con ese amor por el cine más inocente, más puro, es deliciosa. Los personajes son puro cliché, pero los críos se hacen querer. Para mi gusto, le faltan chicas (solo está la protagonista y la hermana mayor del director, de aparición fugaz) y hermanos mayores (me remito al anterior paréntesis). Básicamente, no hay adolescentes. O críos o adultos. Blanco y negro. Tengo la impresión que los adolescentes daban mucho juego en este tipo de films porque no pertenecían a ninguno de los dos bandos (pro-fantasía, anti-fantasía). Querían ser mayores pero eran inocentes al mismo tiempo. Y creo que en Super 8 se ha obviado este elemento.

Luego, cuando ya aparece la parte del monstruo, la cosa se vuelve más convencional. Escenas de sustos dignas de la serie B de los ochenta, algunas gotas (muy poquitas) de paranoia de guerra fría, militares malísimos y abundantes dosis de azúcar (imaginaos Alien, imaginaos ET; juntadlo).

La película no pierde el ritmo en casi ningún momento, y las dos horas se pasan en un suspiro. Abrams se mueve cómodo aunque poco reconocible con la correa de Spielberg. Los críos están sensacionales y muy bien definidos. La película supura amor por el cine en cada uno de sus fotogramas (sobretodo en aquellos en los que la cámara se encuentra en el lugar de la pantalla, con lo que los protagonistas se convierten en espectadores, y nosotros los espectadores somos, en cierta manera, los protagonistas).

¿Por qué salgo con esta sensación de que me falta algo, entonces?

Super 8 es un facsímil. Una copia casi perfecta de un estilo de películas de hace más de veinte años. Películas que llevan dos décadas sin rodarse. Películas que nos encantaban. Un film idéntico.

El que ha cambiado en todo este tiempo, soy yo. No soy el niño de diez años que viajaba al pasado en un DeLorean. No soy el chico que luchaba contra criaturas del espacio codo a codo con unos cazarecompensas alienígenas. No vivimos en un mundo analógico, donde tus compañeros de clase me explicaban las películas antes de verlas y exageraban y creaban nuevas historias. Hemos pasado por muchas cosas: la caída del muro, el 11S, naves arder más allá de Orion, las Mama Chicho, el final de Perdidos, Mourinho...

¿Qué sentido tiene reproducir un mundo que ya no pertenece más que al terreno de los recuerdos?
Si sirve para relativizar-lo y jugar con él, como hizo Paco Plaza con su maravilloso Cuento de Navidad, perfecto. Si se trata tan solo de un ejercicio de nostalgia teledirigida a un sector muy concreto del público (aquellos que nos encontramos en los treinta), sin más intención que clonar algo que en su momento funcionó...

puede que guste, claro. Es muy entretenida.

...o puede que te haga sentir que aquel niño de diez años hace tiempo que dejó de buscar mapas del tesoro.



Friday, June 24, 2011

Resacón en Las Vegas 2, de Todd Phillips


Si no fuera porque la estructura de la película es un calco de la (magnífica) primera parte, diría que se han ido inventando el guión sobre la marcha.
Resacón 2 funciona cuanto más desmadrada se vuelve, cuanto más canalla es el giro argumental que toma. Por desgracia, la mayor parte de chistes no cuajan. Uno se ríe por acumulación, no por ingenio. Es todo demasiado previsible. Y la mayor parte de escenas tienen el mismo esquema:

-Hola. ¿Habéis visto a Teddy?
-Estaba con vosotros esta noche.
-Sí, ¿pero le habeis visto?
-Menuda una montásteis (añádese una meción a la pelea, cópula con transexuales, negocio con mafiosos, o lo que toque). 
-Eh, mirad, aquí hay una (targeta, dirección, teléfono, pista).



La película entra en un bucle que se salvaría si fuera muy gracioso. Y repito: el espectador ríe. Pero lo olvida en la siguiente escena. No hay el menor atisbo de intentar hacer funcionar un chiste más allá de su consumo inmediato.

Si cabe destacar un momento del film, sería la escena onírica en el templo con la reconstrucción parcial de la noche hecha por niños.

Así que, cambiando un tigre por un mono, un bebé por un monje budista y Las Vegas por Bangkok, y dejando de lado los gags más trash sobre la pedofília que llenaban la primera parte (con lo que el personaje de Allan pasa de enfermo sexual a subnormal), Resacón 2 es la confirmación que la fórmula se ha agotado, a pesar que hará las delícias de un tipo de público dispuesto a aplaudir un sentido del humor que linda con el torrenterismo. Incluso con ese final desubicadamente moralinero, que es el certificado de defunción de una saga que nunca debió abandonar Nevada.  




PS. Y eso que me he reído.

PS2. Acabo de recordar que, mientras veía la película, la sensación de dejà vú no venía solo porque se pareciera a Resacón en Las Vegas. Es que es muy parecida a Airbag!!!



Sunday, May 01, 2011

Thor, de Kenneth Brannagh


Quizá es problema mío, pero si te pones a inventar todo un mundo, que tenga una lógica interna, una coherencia.
Asgaard, el planeta de donde viene Thor, refugio de los Dioses nórdicos.
Vale.
¿Cuál es su principal actividad económica? Quiero decir: ¿se basan en la agricultura? ¿en la exportación? ¿tienen turismo?
Todos esos rascacielos ultramodernos que dejan a Gaudí a la altura de un bebé con un Lego. ¿Quién trabaja en ellos? ¿Existe una Seguros El Valhalla en la planta 32? ¿Hay un botones en la recepción del hotel? ¿Hay hoteles en Asgaard?

Porque vemos un mundo maravilloso con puentes que brillan, cenas frugales y estrellas a la luz del día, con seres inmortales que llevan existiendo miles de años (y que se reproducen y tienen hijos). Pero no sabemos si hay funcionarios, si hacen censos, si tienen esclavos o les va el comunismo, si existen planes quinquenales o el cultivan sus tierras con barbecho. Ni siquiera vemos sus tierras, más que unas lejanas montañas nevadas. ¿Esquían, en Asgaard? ¿O todo son nobles tratando asuntos de nobles durante toda la eternidad?



Hay otro planeta, el de los gigantes azules del frío o yo que sé. Está repleto de gigantes azules y hace mucho frío. El caso es que por lo visto están muy en guerra con los vikíngos. Una guerra como muy fuerte, muy intensa, muy de odiarse porque sí, que diría Miguel Noguera. Los nórdicos les ganan en un prólogo larguísimo e interminable (algo que ya vimos en El señor de los anillos, pero con Sauron y con más gracia) y les dejan allí, en plan derrotados. ¿Y qué hacen los gigantes azules? Lo dejan todo tal cual quedó en la derrota. Ni reconstruyen ni nada. Piedra sobre piedra, todo hecho un cisco. No se conjuran para recuperarse. No valen nada como civilización: aceptan vivir entre ruinas y sin un techo, con el frío que hace a la intemperie en ese planeta. Miles de años. Sin tele. Sin twitter. Sin una fogata. Incluso tienen un animal gigante, como un Balrog de la nieves, en la sección de ultramarinos. Lo tienen allí, congelado, en carbonita, por los siglos de los siglos. Solo los despiertan cuando los nórdicos vuelven al planeta a molestar. A esa Mallorca antártica dejada de la mano de Dios. De Anthony Hopkins en el papel de Dios.



Y claro, uno se pasa toda la película pensando en esa falta de coherencia interna. Porque el argumento no tiene más. Sabes dónde empieza y dónde acaba, quienes van a ser los malos y quienes los buenos. Y tanto da porque no hay lugar para la sorpresa, solo para el bostezo.

Porque la historia, en resumidas cuentas, es que hay un pueblecito de Nuevo Méjico donde cae un extraterrestre que quiere volver a casa. Que se tira toda la película diciendo mi casa, mi casa. Pero que en lugar de un bicho de un metro de altura de color de heces es un vikíngo rubio y cachas. Y no lo recoge un niño aficionado al ciclismo, sino una chica con un doctorado por la astrofísica. Pero al extraterrestre también le brilla una extremidad cuando se acerca a su anfitriona, aunque no lo veamos en pantalla porque ya no sería una película apta para todos los públicos.



Y representa que nos tiene que importar que:

a) un hombre de hojalata de 15 metros de altura destruya ese pueblo de Nuevo Méjico. Ese pueblo de dos mil habitantes (como se lee en un cartel) pero que cuenta con apenas una veintena de casas. Que tiene una densidad muy alta de población ahí, hacinada en medio del desierto. Mucho borracho y mucho redneck. Mucha endogamia. Pues Thor les tiene que salvar. Y nosotros debemos sentir empatía.
b) El planeta frío. Porque puede correr la misma suerte que Alderaán. Y Alderaán era el planeta natal de la princesa Leia. Lleno de gente alegre y pacífica, que no le había hecho nada al Imperio. Y se lo petaron sin concederle la gracia al espectador, sin que pudiéramos advertirles. Y en cambio tenemos que pasarnos un buen rato de metraje sufriendo por el destino de los gigantes azules. No. Por ahí no paso. 

Y el tema de los amigos de Thor. Esa banda de vividores del Valhalla. ¿Qué son? ¿A qué dedican su tiempo en Asgaard? ¿Por qué son tan paródicos? ¿Por qué parecen Power Rangers del medievo? Y quizá lo que me ha estado carcomiendo más durante todo el rato: ¿un chino? ¿un Dios nórdico chino con acento chino? Un Dios Nórdico immigrante que lleva miles de años viviendo entre ellos y aún no ha perdido el acento? ¿immigrante de dónde? ¿existe una China en Asgaard? ¿está comprando toda la deuda de un sistema económico basado en la supremacía superheroica pero que no se aguanta por ningún lado?



Claro que venden el nombre de Kenneth Brannagh y ya parece que hablemos del hijo de Shakespeare (leyendo la prensa sobre Thor, se diría que Brannagh es más Shakespeare que Shakespeare), y que esto vaya a ser una tragedia profunda, la caída de los Reyes Dioses. Y es quizá de lo peor que ha hecho la Marvel hasta el momento. Que no es un bodrio como aquella Elektra de Jennifer Gardner (worst superhero movie ever). Pero me ha aburrido muchísimo.

Claro que tampoco me hagan mucho caso. Nunca he sido un gran fan de Thor, y tenía mucha hambre en el cine mientras veía la película. Lo que me ha llevado a pensar: ¿tienen restaurantes, en Asgaard? ¿Y cines? ¿cuál es su star system? ¿los blockbusters de los Dioses Nórdicos van sobre gente normal, gente sin superpoderes?

Saturday, April 16, 2011

Código Fuente, de Duncan Jones


No voy a hacer un análisis frío. Ni puedo. Lo siento.

He salido emocionado del cine. He salido eufórico, con muchas ganas de volver a entrar y disfrutar de nuevo de la película.
Todos los que fuimos seguidores de aquella serie de televisión llamada Quantum Leap llevábamos desde su final en 1993 esperando la adaptación a la gran pantalla. Personalmente ya lo daba por perdido.
Hasta que llega Duncan Jones y hace una versión encubierta de la aventura de Sam Beckett. Encubierta pero reconocible.
De ahí a que me encuentre aturdido por la sorpresa y el placer de reencontrar ese viejo argumento en una gran, gran, gran pel·lícula.



Quizá ese es uno de los defectos que le adjudican a Jones, ¿no? El no hacer nada novedoso. El repetir fórmulas ya conocidas, realizar un cine deja vu. De Moon criticaron que era una mezcla de Solaris, 2001 y Atmósfera Cero. De Código Fuente se le achaca que combina Atrapado en el tiempo, 12 monos, Deja Vu o el ya citado Quantum Leap, por ejemplo. De hecho, tenía la sensación de estar viendo un capítulo de Twilight Zone dirigido por Hitchcock.



Pero, personalmente, Moon me encantó y Código Fuente me ha entusiasmado. Y parece que este director tiene más personalidad de la que se le quiere restar. Parece que tiene cosas a decir. Y que su mensaje no está tan lejos de aquellos Blade Runner de Scott o Almas de Metal de Crichton, por ejemplo. Jones aprovecha la sci-fi para hablar de los humanos, de aquello que nos mueve, que nos hace sentir vivos, en el pequeño lapso de tiempo que pasamos por la Tierra. Ya sean ochenta años, treinta y seis meses u ocho minutos. Tanto Moon como Código Fuente no están tan lejos como pueda parecer desde un principio.

Jake Gyllenhaal solo hace que mejorar con los años (no lo tenía difícil, es cierto), y desde Zodiac se ganó mi respeto. Aquí está impecable. Como Vera Farmiga. No puedo decir lo mismo de Michelle Monagan, pero es que su personaje tampoco da mucho más de sí. Y el único que patina es Jeffrey Wright, sobreactuado y paródico, se toma la película demasiado como una serie B (que en el fondo lo es, pero hay que disimular, por Dios).



No explicaré la historia (que ya habréis oído o leído en cualquier otro sitio) ni me extenderé mucho más. La película funciona como un reloj, un engranaje que no falla nunca, a pesar de lo que os digan sobre el final. 



Ay, el final. Tranquilos que no habrá spoilers. He leído a gente decepcionada por el final. Que si es incoherente, que si es simplón.  Pero mirároslo bien. No es lo que parece a simple vista, amigos. En realidad, simple es la palabra menos indicada, y el final es el verdadero argumento de la película, no el que aparece en las sinopsis...



Y señor Duncan Jones: gracias por esa sorpresa a los seguidores de Quantum Leap. Gracias por esa llamada teléfonica. Un millón de gracias. 



Qué ganas tenía de inyectarme una dosis de sci-fi directa al cerebro.

Saturday, April 02, 2011

Invasión a la Tierra, de Jonathan Liebesman



No sabía yo que el cuerpo de los marines estaba tan mal de vocaciones para tener que realizar un publireportage de hora y media que haga que la juventud estadounidense corra en masa a alistarse.
Básicamente, si te haces marine:


  • Podrás surfear a placer.
  • Tendrás un buffet libre de armamento a tu disposición.
  • Sabrás lo que es vivir con honor.
  • Tendrás la posibilidad de morir con honor.
  • Por tu país, ojo.
  • Lucharás contra aliens.
  • Te sabrás el nombre, grado y número de tus compañeros de corrillo.
  • Llevarás un traje molón.
  • Rescatarás niños indefensos que te querrán como a un padre.
  • Bombardearás naves extraterrestres.
  • Cuando te jubiles, podrás volver a disparar al día siguiente.
  • Abortarás invasiones del espacio exterior.
  • Salvarás a pobres immigrantes que te aplaudirán para que se vea que no es una metáfora contra los immigrantes. Es más, los immigrantes son bienvenidos en el cuerpo de marines porque es una de las pocas maneras que tienen de prosperar en USA y conseguir puestos en la administración pública, por ejemplo.


En definitiva: join us, USA needs you.



Por cierto, cuando dicen Invasión a la Tierra, "Tierra" es un eufemismo para Los Ángeles.
Me gustó bastante más Monsters, que sin toda la parafernalia iba algo más allá.
Porque esta se queda en el título. No aporta nada (NADA) al género. No hay ninguna innovación, ninguna idea nueva. Es la clásica aventura ultramilitarista de los años 50 con más efectos especiales. Un par de secuencias de acción bien resueltas (la del puente y parte del tramo final) y basta.

Jonathan Liebesman, o su guionista (me da pereza buscar quién es en el imdb) o el ejército de los Est los productores del film deberían aprender un poquito de Ridley Scott. En Black Hawk Derribado la presentación de los personajes duraba... oh, espera: no había! Prácticamente se iban a pegar tiros de buenas a primeras. Y aún así, conseguía que te acabaran importando. En Invasión a la Tierra Los Ángeles hay una introducción eterna de los personajes haciendo su vida diaria de marine (¡quiero alistarme! ¡quiero alistarme!) hasta que no llega el ataque (¡quiero alistarme ya!). Tras eso, te da exactamente igual si viven o mueren o se convierten en héroes o en mártires, porque todo es una sucesión de clichés y lugares comunes que provocan somnolencia.



Un dato: en toda la película solo hay un chascarrillo. Solo uno (y tiene que ver con la única soldado femenina y sustancias viscosas). Se toma muuuy en serio a si mismo, el film.

Un diálogo:
-Mirad si es inocente mi hijo, que al principio decía: ¿no podemos hablar con ellos?
-Con el primer disparo demostraron que no venían en son de paz.

Por una centésima parte del presupuesto de Invasión a la Tierra, se me ocurre una historia de colonizaciones alienígenas a través de, no sé, ¿eucaliptos?

PS. Por cierto, muy gracioso lo de basado en hechos reales con que venden la peli.

PS2: Me comentan que el título original es Battle: L.A. Pues eso.

Monday, March 21, 2011

Dos del oeste


Sobre Valor de Ley,






Una historia de lo más sencilla (chica que quiere vengar la muerte de su padre, un don Nadie) explicada del modo más clásico. 

De hecho, si algo se le puede achacar al film es lo costoso que resulta reconocer la personalidad de los hermanos Coen en él.
No hay reflexiones sobre la violencia, ni sobre el paso del tiempo, ni sobre los antihéroes. No es un western crepuscular.

Es una peli del oeste de las que emitían el mediodía de los sábados por televisión español durante los ochenta. Pero extraordinariamente bien hecha, con una factura técnica impecable (ahí se nota el amigo Spielberg, que produce) y unas actuaciones más que dignas (olvidad la versión doblada, que en este caso es un insulto al espectador).
Jeff Bridges se encuentra comodísimo en su personaje, y Damon no se queda atrás.




Sobre Rango,





Divertida recreación del spaghetti western en clave de animación 3D.

Visualmente epatante, la película tiene un par de inconvenientes:
Al usar todos los clichés de las pelis del oeste (no alguno: TODOS), puede que el público infantil al que va dirigida no entienda nada (y por infantil incluyo hasta los 25 años, porque dudo que haya casi nadie por debajo de esa franja de edad que haya crecido con estas películas) y se desconecte. La peli, al no ser totalmente adulta, se queda en territorio de nadie.

Esa misma acumulación de clichés y escenas reconocibles hace que el ritmo de la película se resienta. Es exactamente lo mismo que le pasó a Verbinski con Piratas del Caribe: tras un inicio espectacular y prometedor, la sucesión de set pieces hace menguar la emoción y somete al film a una sensación de “ir pasando”. Quizá con menos elementos en ella hubiera funcionado mucho mejor (el segundo tercio se resiente mucho por el bajón de ritmo producido por, paradojalmente, las muchas cosas que ocurren en pantalla).


Sin embargo, el delirio visual, la sensación de divertimento, la buena definición del protagonista y alguno de los secundarios (como el alcalde, Jake y pocos más, que esto no es Pixar) o la aparición del Espíritu del Oeste (bravo!) ya valen el precio de la entrada