Saturday, April 16, 2011

Código Fuente, de Duncan Jones


No voy a hacer un análisis frío. Ni puedo. Lo siento.

He salido emocionado del cine. He salido eufórico, con muchas ganas de volver a entrar y disfrutar de nuevo de la película.
Todos los que fuimos seguidores de aquella serie de televisión llamada Quantum Leap llevábamos desde su final en 1993 esperando la adaptación a la gran pantalla. Personalmente ya lo daba por perdido.
Hasta que llega Duncan Jones y hace una versión encubierta de la aventura de Sam Beckett. Encubierta pero reconocible.
De ahí a que me encuentre aturdido por la sorpresa y el placer de reencontrar ese viejo argumento en una gran, gran, gran pel·lícula.



Quizá ese es uno de los defectos que le adjudican a Jones, ¿no? El no hacer nada novedoso. El repetir fórmulas ya conocidas, realizar un cine deja vu. De Moon criticaron que era una mezcla de Solaris, 2001 y Atmósfera Cero. De Código Fuente se le achaca que combina Atrapado en el tiempo, 12 monos, Deja Vu o el ya citado Quantum Leap, por ejemplo. De hecho, tenía la sensación de estar viendo un capítulo de Twilight Zone dirigido por Hitchcock.



Pero, personalmente, Moon me encantó y Código Fuente me ha entusiasmado. Y parece que este director tiene más personalidad de la que se le quiere restar. Parece que tiene cosas a decir. Y que su mensaje no está tan lejos de aquellos Blade Runner de Scott o Almas de Metal de Crichton, por ejemplo. Jones aprovecha la sci-fi para hablar de los humanos, de aquello que nos mueve, que nos hace sentir vivos, en el pequeño lapso de tiempo que pasamos por la Tierra. Ya sean ochenta años, treinta y seis meses u ocho minutos. Tanto Moon como Código Fuente no están tan lejos como pueda parecer desde un principio.

Jake Gyllenhaal solo hace que mejorar con los años (no lo tenía difícil, es cierto), y desde Zodiac se ganó mi respeto. Aquí está impecable. Como Vera Farmiga. No puedo decir lo mismo de Michelle Monagan, pero es que su personaje tampoco da mucho más de sí. Y el único que patina es Jeffrey Wright, sobreactuado y paródico, se toma la película demasiado como una serie B (que en el fondo lo es, pero hay que disimular, por Dios).



No explicaré la historia (que ya habréis oído o leído en cualquier otro sitio) ni me extenderé mucho más. La película funciona como un reloj, un engranaje que no falla nunca, a pesar de lo que os digan sobre el final. 



Ay, el final. Tranquilos que no habrá spoilers. He leído a gente decepcionada por el final. Que si es incoherente, que si es simplón.  Pero mirároslo bien. No es lo que parece a simple vista, amigos. En realidad, simple es la palabra menos indicada, y el final es el verdadero argumento de la película, no el que aparece en las sinopsis...



Y señor Duncan Jones: gracias por esa sorpresa a los seguidores de Quantum Leap. Gracias por esa llamada teléfonica. Un millón de gracias. 



Qué ganas tenía de inyectarme una dosis de sci-fi directa al cerebro.

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